Federico Emilio es un niño FELIZ como diría Yolli.
Para el momento tiene una personalidad bien definida, es una persona decidida. Le sigue encantando comer, sobre todo dulce, paletas, galleticas, yogurt, pasta y jamón.
Vamos dos veces a la semana a la natación, también a la vecindad y los fines de semana vamos a montar caballo, a pasear o a Clementine; que desde que cumpleaños de Angel, (uno de los camareros), se ha vuelto un tema ya que desde que ese día después de cantarle cumpleaños, le untaron la cabeza de huevos, harina y agua al camarero favorito de Federico, la cocina no es su sitio predilecto en el restaurante. Además de cada vez que se menciona la palabra cumpleaños, el sigue: huevo, harina, cabeza.
A Fede le encanta jugar con Sebas, nuestro vecino del 3a y le gusta muy poco dormir siesta. Llega del colegio agotado, pero resiste lo más que puede llegar a la cuna.
Para el momento ya habla claro, con pequeñas oraciones de 2 o 3 palabras.
Emilio y yo seguimos increscendo nuestro amor y derretimiento por éste niño que no pasa desapercibido en ningún lado. Bien sea por lo comelòn, lo lindo o lo que habla.
En las mañanas hace lo posible por sacar a los perros, desde que oye las cadenas, sale corriendo a tratar de ponérselas y luego se manda a la puerta para no quedarse. Dice, vamos, Evita a paseal.
Como buen dominicano dice, paseal, comel, dolmil, etc, etc.
Le encanta sentarse en el tope de la cocina y probar el café, el azúcar y todo lo que haya.
Toma agua solo en su vasito SIN tapa y le fascina el arroz y el maiz.
Agarra el intercomunicador y llama a saludar a su pana Cedeño que es el vigilante del edificio.
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